Navegaci&oacute;n por el universo al aire libre pilotada en vivo por el Planetario con la Orquesta Filarm&oacute;nica de Medell&iacute;n.Exposici&oacute;n de la gente: El cielo en todas partesNavegaci&oacute;n en vivo por el universo del Planetario de Medell&iacute;n con la Orquesta Filarm&oacute;nica de la ciudad. No te pierdas este gran espect&aacute;culo de M&uacute;sica y Astronom&iacute;a al aire libre concebido a manera de viaje. Ver&aacute;s amanecer en la Tierra, conocer&aacute;s la cara oculta de la Luna, ir&aacute;s a la corona del Sol y al borde del universo conocido y m&aacute;s... Viaja m&aacute;s lejos este 10 de octubre a las 7 de la noche en el Parque de los deseos. M&aacute;s informaci&oacute;n en <a href="about%3Ablank">www.planetariomedell&iacute;n.org</a>Programa de la navegaci&oacute;n-concierto:<ol><li dir="ltr" aria-level="1">Amanecer en la Tierra&nbsp;</li></ol>M&uacute;sica: As&iacute; habl&oacute; Zarathustra. Amanecer. Richard Strauss.1866&iquest;Cu&aacute;l es nuestro lugar en el Universo? Todos los planetas del sistema han cambiado desde que comenzaron a orbitar el Sol. &nbsp;La Tierra que podemos ver hoy no siempre fue la misma: en alg&uacute;n momento tuvo un solo supercontinente; en otro momento no tuvo casquetes polares y, en alg&uacute;n episodio de su historia, permaneci&oacute; cubierta de hielo y nieve. Nuestro sistema solar, como un grano de arena en una inmensa playa, es uno entre miles de millones en el r&iacute;o de estrellas que forma la enorme espiral de galaxia. Y hay m&aacute;s galaxias en el Universo, que personas en la Tierra.<ol start="2"><li dir="ltr" aria-level="1">&nbsp;El Sol eclipsado por la Tierra</li></ol>M&uacute;sica: Peer Gynt. La ma&ntilde;ana. Edvard Grieg. 1876Cuando vemos la Tierra desde el espacio descubrimos que, en una danza eterna con el Sol, el d&iacute;a y la noche suceden al tiempo. Las luces urbanas en el lado oscuro de la esfera delinean los continentes como si fuesen c&uacute;mulos de estrellas lejanas. De los colores de nuestro planeta sobresalen el blanco de los polos, de las nubes y de los nevados; el ocre de los desiertos y de las monta&ntilde;as; el azul del cielo que se refleja en los oc&eacute;anos y lagos y el verde de la vida que celebra cada amanecer.<ol start="3"><li dir="ltr" aria-level="1">La cara oculta de la Luna</li></ol>M&uacute;sica: Peer Gynt. La muerte de Ase. Edvard Grieg. 1876En un gigantesco desierto helado, de roca volc&aacute;nica, miles de cr&aacute;teres de impacto por una lluvia incesante de meteoritos y cometas, revelan un ca&oacute;tico pasado. Este bombardeo de hielo y roca, tambi&eacute;n ocurrir&iacute;a en la Tierra luego de su formaci&oacute;n hace unos 4 mil doscientos millones de a&ntilde;os. As&iacute;, se cree, lleg&oacute; el agua a nuestro planeta. Regalo inesperado que, desde sus inicios, fue protegido por un halo invisible: el campo magn&eacute;tico que surgi&oacute; del coraz&oacute;n de la Tierra.<ol start="4"><li dir="ltr" aria-level="1">Sobre la corona solar</li></ol>M&uacute;sica: Peer Gynt. En el sal&oacute;n del rey de la monta&ntilde;a. Edvard Grieg. 1876Partimos ahora desde el lugar m&aacute;s caliente en nuestro sistema estelar: la atm&oacute;sfera solar. El Sol, gracias a su enorme campo gravitacional, es el regente principal de los movimientos de los planetas, las lunas y los cuerpos menores. Y en su espacio interplanetario cercano, habita un enjambre de peligrosos vecinos de hielo y roca. Muchos, casi imperceptibles, cruzan la &oacute;rbita de la Tierra a velocidades inimaginables con probable riesgo de colisi&oacute;n. Esta es, tal vez, la danza m&aacute;s temida por los habitantes del planeta.<ol start="5"><li dir="ltr" aria-level="1">&nbsp;Fobos, la m&aacute;s grande de las dos lunas de Marte</li></ol>M&uacute;sica: Los Planetas. Marte, el portador de la guerra. Gustav Holst. 1918Un polo de hielo seco, un volc&aacute;n tres veces m&aacute;s alto que el Everest y el ca&ntilde;&oacute;n m&aacute;s profundo y largo de todo el Sistema Solar, son algunos de los sorprendentes paisajes geol&oacute;gicos que veremos en el vecindario planetario. Marte, quien atrap&oacute; en su campo gravitacional dos asteroides, ahora sus dos Lunas: Fobos y Deimos, alguna vez tuvo oc&eacute;anos, r&iacute;os y nubes de agua. Y, tal vez, el planeta rojo guarde la respuesta a una de las preguntas fundamentales de la humanidad: &iquest;c&oacute;mo surgi&oacute; la vida?<ol start="6"><li dir="ltr" aria-level="1">&nbsp;El tr&aacute;nsito de Venus&nbsp;</li></ol>M&uacute;sica:&nbsp;Los Planetas. Venus, el portador de la paz. Gustav Holst. 1918Viajemos en el tiempo, al a&ntilde;o 2012, cuando lejos de cualquier &ldquo;fin del mundo&rdquo; sucedi&oacute; un evento astron&oacute;mico que s&iacute; fue predicho: el Tr&aacute;nsito de Venus. Ocurre cada 243 a&ntilde;os. Nuestro caliente vecino planetario pas&oacute; por delante del Sol permiti&eacute;ndonos observar, por unos minutos, este revelador fen&oacute;meno que solo se podr&aacute; volver a apreciar a principios de la pr&oacute;xima centuria, aproximadamente en el a&ntilde;o 2117.<ol start="7"><li dir="ltr" aria-level="1">&nbsp;El Sol y los cuatro planetas interiores: Mercurio, Venus, la Tierra y Marte</li></ol>M&uacute;sica: Los Planetas. Mercurio, el mensajero alado. Gustav Holst. 1918Nuestros antepasados descubrieron entre las estrellas fijas del cielo nocturno, el extra&ntilde;o movimiento de los &ldquo;Los errantes&rdquo;, que se mov&iacute;an en bucles entre las 13 constelaciones del zod&iacute;aco. Siglos m&aacute;s tarde descubrimos que los &ldquo;Los errantes&rdquo; eran planetas como el nuestro y que orbitaba el Sol y no de la Tierra como se cre&iacute;a en la antig&uuml;edad. Sin embargo Mercurio, el m&aacute;s peque&ntilde;o de ellos, continuaba movi&eacute;ndose caprichosamente alrededor del Sol, m&aacute;s all&aacute; de las predicciones cient&iacute;ficas de Newton y de los grandes f&iacute;sicos contempor&aacute;neos. Un misterio que solo Einstein pudo resolver. &nbsp;La Teor&iacute;a de la Relatividad General, uno de los logros cient&iacute;ficos m&aacute;s grandes de la humanidad, explicar&iacute;a perfectamente el misterio en la &oacute;rbita del m&aacute;s peque&ntilde;o de los ocho planetas.<ol start="8"><li dir="ltr" aria-level="1">&nbsp;El m&aacute;s grande de los gigantes: J&uacute;piter y sus cuatro lunas</li></ol>M&uacute;sica: Los Planetas. J&uacute;piter, el portador de la alegr&iacute;a. Gustav Holst. 1918Sobre el fondo del cintur&oacute;n de asteroides sobresale un eclipse, es la luna &Iacute;o quien oculta al Sol, proyectando su sombra sobre los surcos y remolinos tit&aacute;nicos que se forman en el cielo del m&aacute;s grande de los cuatro planetas gigantes: Zeus, o J&uacute;piter como lo llamaron los Romanos. Este gigante danza gravitacionalmente con las cuatro lunas que Galileo descubri&oacute; hace s&oacute;lo 400 a&ntilde;os. Su observaci&oacute;n a trav&eacute;s de un telescopio cambi&oacute; para siempre la concepci&oacute;n geoc&eacute;ntrica del universo y abri&oacute; las puertas a una nueva era de la astronom&iacute;a.<ol start="9"><li dir="ltr" aria-level="1">&nbsp;Viaje al borde del universo conocido</li></ol>M&uacute;sica: La guerra de las galaxias. John Williams. 1983Al final, partiremos desde los anillos de Saturno y los gigantes gaseosos, viajando entre las estrellas y sus planetas, para sumergirnos en la profundidad del espacio intergal&aacute;ctico, hasta el &ldquo;borde&rdquo; del universo conocido.

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